Introducción del libro Metodologías para desarrollos situados: propuestas críticas y comprometidas: https://doi.org/10.17533/978-628-7592-28-5

Claudia Puerta Silva
Profesora titular de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia. Investigadora asociada del grupo Recursos Estratégicos, Región y Dinámicas Socioambientales del Instituto de Estudios Regionales (iner) de la misma universidad. Universidad de Antioquia UdeA, Calle 70 No. 52-21, Medellín, Colombia.
Correo: claudia.puerta@udea.edu.co

Presentación

El desarrollo como proyecto constituyente de la modernidad es un campo de estudio y de acción gubernamental y social problemático. Por un lado, las políticas y programas de desarrollo en los países llamados del tercer mundo, del sudeste global, del norte excluido o de las periferias del capitalismo no han servido ni para la eliminación de las desigualdades, ni para el mejoramiento de la calidad de la vida de millones de personas y, menos, para la reducción de la pobreza y el hambre. Especialmente, ciertos sectores de las sociedades del mundo –mujeres, etnias y minorías, infantes, jóvenes, entre otros– permanecen rezagados en educación, salud, seguridad humana, y, en general, desprovistos de los medios para su autonomía. Por otro lado, forma parte del proceso modernizador y colonial de Occidente, con las consecuentes derivaciones antropo, andro y capitalocéntricas. Supone que las poblaciones a quienes se quiere “desarrollar” viven en carencia o inadecuadamente. Aunque se ha intentado despojar el concepto de su centralidad en la economía al incluir el ambiente y focalizarlo en el ser humano, sigue siendo una idea colonial, propia de la modernidad occidental (de origen europeo y afianzada por el posicionamiento global estadounidense), que busca dominar y homogeneizar a las poblaciones locales, imponiéndoles la economía mundial hegemónica, el capitalismo, y apropiándose de sus recursos materiales, culturales y sociales.

El proyecto del desarrollo se ha expandido de tal manera que domina las políticas globales y locales, y deja a las sociedades casi sin alternativas para nombrar los procesos mediante los cuales proyectan su vida, agencian sus asuntos para lograr sus propósitos y evalúan el curso de su vida. Al mismo tiempo, estas sociedades son despojadas de sus recursos y obligadas a depender de las políticas de desarrollo para su supervivencia.

En palabras de Carlos Walter Porto-Gonçalves, “[...] el ‘desenvolvimento’ es también ‘des-envolvimento’ en el sentido preciso de romper el ‘envolvimento’ (environment, del inglés), de privar a quienes son de lo local, a quienes son de una determinada región o de un determinado territorio, el poder de definir su propio destino, de concebir su propio ambiente. En ese sentido, ‘des-envolver’ es desterritorializar [...] no da ninguna atención al derecho de quedarse, al derecho de permanecer que, en el fondo, es el derecho a territorializarse por sí mismo, en su differentia specifica”.1

Además del despojo del derecho a la diferencia y a la autoctonía con autonomía que ya señala Porto-Gonçalves,2 el desarrollo como actante en la vida social de las sociedades coadyuva a la modernidad en la dominación de la subjetividad de sus integrantes, ocasiona crisis en los procesos reproductivos socioculturales y de los cuidados y, al despojar de los medios materiales de subsistencia a poblaciones enteras, contribuye a que se subordinen a las políticas estatales y dependan de estas, de la ayuda humanitaria, de los programas multilaterales globales y de la actividad empresarial.

Las poblaciones “objeto” y “sujetas” al desarrollo configuran sus procesos de resistencia y acomodamiento en la continua búsqueda de autodeterminación y autonomía. La mayor parte de las veces las formas autóctonas de agenciar la vida se abandonan, porque son difíciles de identificar siendo específicas a los contextos local y cultural, y no existen indicadores para describirlas o, lo que es más grave, porque no son valoradas como válidas.3 La pugna en el desarrollo es la autonomía: “tener el control de su destino”, sin que esto signifique renunciar a las “aperturas para relacionarse con el otro en condiciones de igualdad sin que la autonomía se pierda”.4 En otras palabras, la lucha por mantener una articulación autónoma.5

Este libro pretende exponer diferentes aportes a la configuración o comprensión de otros desarrollos o contradesarrollos, que se logran mediante lo que Arturo Escobar está concibiendo como “transiciones”.6 Estas experiencias muestran cómo el desarrollo puede ser entendido de múltiples maneras o tiene expresiones diversas, de acuerdo con su configuración sociocultural, localización y situacionalidad (espacios-tiempos propios).

En palabras de Alberto Arce y Flávia Charão-Marques en este libro, la idea del contradesarrollo “crea posibilidades para explorar otras formas de vivir y existir en la contemporaneidad, para cuestionar las representaciones políticas convencionales y para rechazar la entrega de soluciones instantáneas basadas en la universalización de la modernización”7. Así, algunos textos buscan describir herramientas para tomar decisiones en el nivel local con respecto al desarrollo como es comprendido por las personas, es decir, a través de la lectura de sus aspiraciones de futuro. Otros textos muestran cómo diferentes herramientas de medición del desarrollo se beneficiarían de adaptaciones o modificaciones teóricas y epistemológicas, para dar cuenta de manera más representativa de las dinámicas autóctonas y propias en los territorios. Y, finalmente, otros plantean metodologías para describir la evolución de las condiciones locales de vida a raíz de las intervenciones de desarrollo, en términos de la valoración y evaluación que hacen las comunidades de estas intervenciones.

Las siguientes preguntas se pretenden responder en los diferentes capítulos: ¿cuáles son los retos teóricos y epistemológicos cuando trabajamos en el nivel local y pretendemos dar cuenta de la comprensión autóctona del devenir de la vida y de la agencia del futuro, de acuerdo con las aspiraciones propias? ¿Qué tipo de posturas éticas y políticas son necesarias para trabajar con poblaciones locales con referencia a la agencia de su vida y de sus aspiraciones propias? ¿Qué retos metodológicos enfrentamos para abordar el concepto de desarrollo occidental cuando trabajamos en el nivel local y pretendemos construir herramientas que apoyen la representación autóctona del desarrollo, y la planeación o evaluación de los proyectos que pretendan intervenir en la agencia de su vida? ¿Por qué se justifica la tarea de medir, representar, valorar, evaluar, prever el devenir/futuro de la vida? ¿En qué medida la participación de las personas involucradas aporta a la pertinencia de las herramientas que pretenden dar cuenta de las particularidades locales o autóctonas frente al devenir y agencia de su vida?

Los capítulos se distribuyen en tres secciones: propuestas teórico-metodológicas, descripciones y diagnósticos, y planeación y diseño de futuros.

La primera sección comienza con el texto de Frédérique Blot, “La producción de diagnósticos medioambientales con el prisma de una geografía del poder”. Esta geógrafa feminista y anarquista francesa, con amplia trayectoria en América Latina y Europa, nos invita a adoptar un enfoque relacional inspirada en su predecesor Claude Raffestin, con el fin de situar los diagnósticos medioambientales. Propone una matriz de análisis capaz de mostrar las relaciones de poder que están en juego en los diagnósticos medioambientales, que ilustra a partir de dos casos de gestión hídrica.

El segundo texto, “Interfaces y ensamblajes en la antropología del desarrollo: actores, afectos y materialidades”, escrito por el antropólogo Alberto Arce y la ingeniera y doctora en Desarrollo Rural Flávia Charão-Marques, desde un enfoque relacional y apoyándose en autores cercanos a Michel Foucault, tales como Gilles Deleuze y Félix Guattari, así como Ulrich Beck, proponen la vigencia de la perspectiva orientada al actor8 para reivindicar la necesidad de la etnografía de considerar los ensamblajes constituidos situacionalmente de prácticas e interfaces de conocimientos, así como de las relaciones entre el actor social, los materiales y la materialidad del territorio. Para exponer la potencia de esta propuesta teórico-metodológica, comparten los casos de las “Brujitas de Dios”, en Brasil, y la globalización de la hoja de coca y sus implicaciones para Bolivia.

La antropóloga Elisabet Dueholm Rasch nos comparte su reflexión metodológica y epistemológica apoyada en su larga trayectoria investigativa al lado de activistas guatemaltecos. Su texto, “Investigación comprometida con defensores del territorio en Guatemala”, describe una ruta metodológica, epistemológica y política de investigación comprometida basada en el retorno etnográfico y en la etnografía de larga duración, así como en el “cuidado mutuo (investigadores/activistas)”. Enfatiza en la importancia de la confianza y del paulatino y constante tejido de colaboraciones que posibilitan acompañar desde la academia procesos tan complejos e inseguros como el activismo en defensa del territorio, que confronta obras de infraestructura, minería y políticas, y programas en general que afectan o despojan el territorio de las poblaciones guatemaltecas. Su trabajo empírico se encuentra situado en esta red y depende de esta en el espacio y tiempo que ella ha construido y mantenido con su compromiso y su corresponsabilidad con los activistas. Rasch reivindica que solo una academia de este tipo podría aportar al cambio social y a las formas de desarrollo que las poblaciones están buscando e imaginando. Si los enfoques teóricos expuestos en los dos capítulos precedentes nos invitaban a explicitar relacionamientos, y en estos las diferencias y pugnas de poder activas, la etnógrafa comprometida argumenta que es posible contribuir a la transformación de las relaciones de poder en las que los activistas se encuentran luchando. En este punto, las publicaciones y otras maneras de divulgar lo investigado conllevan consideraciones éticas y de seguridad, pero principalmente suponen el reto de profundizar en las colaboraciones, hacer relatos etnográficos escritos a varias manos y revisar con las personas cuyas vidas puedan verse afectadas sobre la manera en la que se presentan los resultados de modo que no corran más riesgos.

La segunda sección, “Descripciones propias y diagnósticos del desarrollo”, comienza con el capítulo 4, “Campo de significados de la nueva cartografía social y apropiaciones de sentido de prácticas cartográficas”, escrito por el antropólogo Alfredo Wagner Berno de Almeida y la socióloga e historiadora Rosa Elizabeth Acevedo Marin, quienes aseguran que la nueva cartografía social posibilita la descripción y análisis de situaciones sociales sin ánimo objetivista, y de manera abierta por parte de los mismos agentes sociales. En el texto señalan las diferencias entre la nueva cartografía social, que vienen consolidando, y las cartografías o mapeamientos sociales, que ya han sido incorporados en prácticas institucionalizadas y de alguna manera cooptadas por los actores hegemónicos, el Estado y las empresas, por ejemplo. La nueva cartografía reconoce que los mapas son y en estos se manifiestan relaciones de poder. De modo que esta se erige como una renovada y crítica práctica social de investigación, muy cercana a la etnografía y complementaria a esta, como se indica en el texto, pues es una “nueva modalidad de descripción”, pero también un medio para la acción política de pueblos, colectivos y comunidades en la gestión territorial, organización política y políticas identitarias. El lugar de la academia es “crear las condiciones de posibilidad para esto”.

El capítulo 5, “Indicadores de desempeño ambiental y social para evaluar los impactos de la minería en la calidad de vida y en el bienestar del pueblo indígena wayuu en Colombia”, completa esta segunda sección. Este capítulo es especial en esta colección, porque da cuenta de una experiencia más distante en el tiempo. Sin embargo, reviste total vigencia. Se trata de un proyecto de investigación que tuvo como resultado la formulación de dos herramientas: una de medición de calidad de vida (wayuuqol) y la otra una batería de indicadores para monitorear el desempeño ambiental y social de la minería en el territorio wayuu, ambas ajustadas y diseñadas para el pueblo wayuu. Lastimosamente, estas herramientas no fueron puestas en práctica, solo se hizo un piloto de la wayuuqol y aplicaciones esporádicas de algunos indicadores en los últimos 20 años, la más reciente, en una caracterización de las comunidades wayuu de Media Luna en las inmediaciones de Puerto Bolívar.9 Fue escrito por quienes hicieron parte del equipo de investigación de la época, profesionales de la geología, la antropología y la sociología.

Los siguientes dos capítulos abren la tercera sección, “Planeación de futuros propios”. Ambos son resultado del proyecto “Hacia el Desarrollo Sostenible de la Nación Toquaht”, realizado en una colaboración entre el Gobierno y los integrantes de la Nación Toquaht e investigadores de la Universidad de Victoria, en Canadá. El proyecto buscaba apoyar el proceso de toma de decisiones sobre proyectos de desarrollo económico en los territorios Toquaht que afectan o inciden en la vida de sus ciudadanas y ciudadanos. El sistema de indicadores sobre el bienestar permite valorar cada proyecto en términos de su aporte positivo o negativo a cada una de las dimensiones del bienestar, y al bienestar globalmente. Tanto las dimensiones del bienestar, como los indicadores emergen de un proceso de confluencia entre las visiones del mundo de las personas participantes en el proyecto. Este proyecto canadiense forma parte de una agenda según la cual se busca consolidar la autodeterminación de los pueblos indígenas sobre su desarrollo, reconociendo que se encuentran articulados con el sistema capitalista y los sistemas de gobierno nacionales y están afectados por estos.

En el capítulo escrito por Sara Latorre y Mariana Walter se describe la experiencia de la puesta en marcha de la Evaluación Social Multicriterio (ESMC), como una alternativa a las metodologías utilizadas en los estudios de impacto ambiental y de planeación a partir de escenarios. Las autoras exponen las ventajas y limitaciones de la ESMC para evaluar las alternativas que tiene un poblado en Ecuador frente a los proyectos mineros en sus territorios.

La antropóloga Katy Jenkins nos ofrece, en el capítulo 9, un análisis del ejercicio de fotografía participativa con un grupo de mujeres lideresas antimineras en Perú. Señala los procesos formativos, pero también de diálogo de saberes para desarrollar el proyecto de investigación que pretendía comprender las miradas de futuro de las mujeres activistas contra la minería. Dadas las condiciones de seguridad y las reflexiones epistemológicas, el diseño metodológico desembocó en una toma de fotografías temáticas y su acompañamiento con narrativas propias sobre el concepto de desarrollo y sus propuestas sobre el futuro.

El libro termina finalmente con un capítulo sobre la metodología de interlocución, un esquema de trabajo para el logro de acuerdos y la construcción colectiva. Diseñada inicialmente por el equipo liderado por Claudia Puerta Silva y el profesor Robert Dover10 como el Modelo de Interlocución, en este texto las autoras, provenientes de la antropología, la sociología y la comunicación social, recorren los antecedentes de esta metodología y, a partir del análisis de las experiencias prácticas de su ejercicio, señalan los alcances y limitaciones que tiene. También se indican los supuestos teóricos y filosóficos que fundamentan este diseño metodológico, que permite habilitar espacios y esquemas en los que se promueve la participación, el diálogo político y la resolución de problemas. La metodología de interlocución posibilita la ampliación democrática, fortalece modelos de gobernanza y el trabajo en red en arenas estatales, privadas y civiles.

Este texto es resultado de un proceso de colaboración y tejido de redes con colegas que conozco desde hace algunos años, y con otros con los que, aunque encontré hace poco, coincidimos en la búsqueda de modalidades de acompañamiento desde la academia a procesos de gestión de la vida y diseño de futuros que se plantean alternativamente a los modelos institucionalizados y estándares del desarrollo gubernamental, no gubernamental y empresarial. A partir de la búsqueda de estos otros caminos para trascender el desarrollo como proyecto modernizador y colonial, logramos consolidar este compendio de experiencias y reflexiones que presentamos a continuación.

Esperamos con este libro inspirar otras iniciativas que, ante el abrumador y a veces paralizador efecto de los discursos, ideas y prácticas del desarrollo hegemónico, busquen generar nuevas representaciones situadas de la vida social, se permitan producir alternativos horizontes de futuro y otras diversas maneras de gestionar la vida.

Bibliografía

Arce, Alberto and Norman Long, eds. Anthropology, Development and Modernities. Exploring Discourses, Counter-Tendencies, and Violence. London: Routledge, 2000

Escobar, Arturo. Autonomía y diseño. La realización de lo comunal. Popayán: Editorial Universidad del Cauca, 2016.

Porto-Gonçalves, Carlos Walter. “Del desarrollo a la autonomía: la reinvención de los territorios. El desarrollo como noción colonial”. Kavilando, Vol. 7, no. 2 (2015): 157-61.

Puerta Silva, Claudia. “Megaproyectos y grupos étnicos. Reflexiones sobre la autodeterminación y los derechos condicionados”. En Memorias Cátedra Hernán Henao Delgado 2010. Editado por Patricia Ramírez P., 157-80. Medellín: Instituto de Estudios Regionales, Universidad de Antioquia, 2011.

Puerta Silva, Claudia, Natalia Restrepo, Viviana Ospina, Esteban Torres Muriel, Sharon Ciro Flórez, Estudiantes Métodos Etnográficos 2018-I, Estudiantes Métodos Biológicos 2018-I y Estudiantes Métodos Cuantitativos 2018-I. Proyecto solidario y de investigación aplicada de la Universidad de Antioquia en Media Luna, La Guajira. Medellín: Universidad de Antioquia, 2018.

Taylor, Rachael. “Why the Term ‘Autochthonous’ Should Appear More in Development Writing”. From the Earth Up (blog). November 1, 2013. https://rachaelctaylor.wordpress.com/2013/11/01/why-the-term-autochthonous-should-appear-more-in-development-writing/ https://rachaelctaylor.wordpress.com/2013/11/01/why-the-term-autochthonous-should-appear-more-in-development-writing/

Notas al pie

  1. Carlos Walter Porto-Gonçalves, “Del desarrollo a la autonomía: la reinvención de los territorios. El desarrollo como noción colonial”, Kavilando, Vol. 7, no. 2 (2015): 160.
  2. Porto-Gonçalves, “Del desarrollo a la autonomía”
  3. Rachael Taylor, “Why the Term ‘Autochthonous’ Should Appear More in Development Writing”, From the Earth Up (blog), november 1, 2013,https://rachaelctaylor.wordpress.com/2013/11/01/why-the-term-autochthonous-should-appear-more-in-development-writing/
  4. Porto-Gonçalves, “Del desarrollo a la autonomía”.
  5. Claudia Puerta Silva, “Megaproyectos y grupos étnicos. Reflexiones sobre la autodeterminación y los derechos condicionados”, en Memorias Cátedra Hernán Henao Delgado 2010, ed. Patricia Ramírez P. (Medellín: Instituto de Estudios Regionales, Universidad de Antioquia, 2011), 157-80.
  6. . Arturo Escobar, Autonomía y diseño. La realización de lo comunal (Popayán: Editorial Universidad del Cauca, 2016).
  7. Ver capítulo 2 de este libro, pág. 81.
  8. Alberto Arce and Norman Long, eds., Anthropology, Development and Modernities. Exploring Discourses, Counter-Tendencies, and Violence (London: Routledge, 2000).
  9. Claudia Puerta Silva et al., Proyecto solidario y de investigación aplicada de la Universidad de Antioquia en Media Luna, La Guajira (Medellín: Universidad de Antioquia, 2018).
  10. . Profesor de la Universidad de Antioquia, colega y amigo de quien lamento profundamente su prematura muerte en diciembre de 2018.